Estamos en una sociedad que si preguntas a un niño ¿qué quieres ser de mayor? es probable que te diga que quiere ser «youtuber» y si no es tan pequeño te dirá que quiere ser «instagramer» o ir de «influencer» por el mundo.
Claro, es natural. Los niños y jóvenes se pasan el día pegados a sus smartphone viendo a sus ídolos haciendo esas cosas tan chulas con sus juegos, o sus ropas o sus viajes. Por supuesto todos queremos esa vida de aparente despreocupación, yo mismo a mi edad también lo quiero para mi y los míos.
Lo que pasa es que no es oro todo lo que reluce, obviamente todavía quedan algunos que viven gracias a sus videos o publicaciones en diferentes redes sociales, solo que la competencia crece por días y las redes sociales buscan interacción real para dar visibilidad a esos perfiles.
En el caso de los «influencer» más genéricos las marcas necesitan que inversión que se haga sea rentable, por lo que no les sirve de nada patrocinar a un personaje que en realidad les proporciona poco retorno real. Buscan influencers profesionales que les sirvan de algo y que por tanto se tomen muy en serio.
Entonces, una vez tienes muchos seguidores (no importa como los consigas) si te contrata una marca y la promocionas ya eres un influencer profesional. El problema es que las marcas se lo miran mucho eso de patrocinar a los que van de influencer y es complicado que si has llegado hace poco o no tienes los contactos adecuados te den tu primer contrato.
Llegados a este punto la picaresca aparece, como no tenemos paciencia para trabajar y esperar los resultados, hacemos ver que nos han contratado y promocionamos una marca o producto como si no hubiera un mañana y dentro de unos días en tu curriculum ya puedes poner que eres un profesional de ésto.
Claro que con estas prácticas están quemando el mercado y el ser un verdadero influencer ya no se mira por el número de seguidores, si no por las interacciones que consigues y debes sumarle los comentarios, por lo que no te puedes relajar poniendo una foto chula… debes generar conversación.
Imagen destacada en Shutterstock Por Olesya Kuznetsova
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