Recuperando la orientación, fijando el rumbo. Evitando el de colisión.
No se trata de esconderse, se trata de aferrarse a la caña y hacer que la combinación de timón y velas nos mande por la ruta más estable hacia nuestro objetivo.
La felicidad no es una meta… Es un camino.
Hagamos el trayecto con los ojos bien abiertos. La ruta no está marcada, la debemos dibujar en un mapa en blanco.
Si no te atreves solo busca al que te acompañe.
Yo he encontrado a mi timonel y evitaremos ese rumbo de colision… Avanzaremos sobre mares obscuros y profundos.
Bienvenida a mi mundo
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