Si echamos la vista atrás nos encontraremos que a finales del siglo pasado y gracias a la práctica inoperancia de Internet en los domicilios particulares, solo la Televisión y la prensa escrita (junto con algunos despuntes en temas concretos de la radio) tenían algo que decir a la hora de ayudarnos a tomar decisiones de compra para los productos.
Evidentemente fueron estos medios los que acabaron consiguiendo que todo el mundo quisiera un BMW o tuviera una segunda residencia y una enorme cartera cargada de tarjetas de crédito a finales de la primera década del XXI.
Sobre el 2009 y gracias a las ADSL el acceso a Internet se democratizaba, llegando incluso a tintes de libertinaje. Todo el mundo se descargaba ilegalmente películas, música y programas (que en ocasiones nadie sabia usar) Por aquel tiempo se vendían tantos cd grabables que la SGAE tenía la oportunidad de demonizar a los piratillas e intentar cerrarles sus «negocios».
En el 2015 se ha consolidado el vídeo de producción propia y los mismos «youtubers» como las personas que son capaces de influenciarnos a la hora de escoger las cosas que necesitamos adquirir. No existe un solo perfil de «influencer» ya que se centran en nichos muy (o bastante) concretos, por lo que debemos pasar de unos a otros a la hora de tomar varias decisiones.
Pseudoexpertos en moda, en videojuegos, en electrónica habitan por los lares de las redes de distribuciones de vídeos legales (sobre todo Youtube) con lo que en realidad han encontrado un margen de negocio importante. Youtube paga cierta cantidad de dinero por cierto número de reproducciones y en ocasiones no son cantidades nada desdeñables.
Les llamo pseudo expertos dado que no son otra cosa que probadores de productos, generando una fuerte carga emocional con sus opiniones y que derivan el mercado en función de sus propias opiniones (acertadas o no). Si bien es cierto que en casos de moda veremos a chicas monísimas que se enfundan trajes o complementos y que hacen que el observador sienta que necesita ese producto.
Redes como Instagram y twitter (a parte de la misma Youtube) provocan que los usuarios conozcan cada vez más a esos chavalotes que sin vergüenza ninguna se exponen ante su audiencia y hacen lo mejor que saben hacer… Mostrarse y en ocasiones atacarse unos a otros.
Mientras, periodistas, políticos y estudiosos del marketing y el comportamiento humano (que muchos se encuentran fuera de los límites de la brecha digital) sienten que han perdido el carro. Nadie de estos profesionales está acostumbrado a exhibirse descaradamente y menos hacerlo para ver si funciona. Los «influencers» son los jóvenes y de ellos es el futuro.
Entre tanto vemos que las empresas se enrocan en la medición de resultados usando algoritmos y estilos completamente caducos. Quieren más fans en sus páginas de Facebook, quieren ser «trending topic mundial» a costa de lo que sea y permiten que sus servicios de atención al cliente sigan ignorando a los usuarios.
Por supuesto en la empresa siguen pensando que Internet es gratis y que las redes sociales no son otra cosa que la plataforma en la gente corriente vomita sus enfados, muestra a sus niños o mascotas haciendo gracias o donde los terroristas escriben para dictar sus doctrinas. Nadie aporta nada, de hecho las redes sociales han llegado a perder tanto punch que las empresas ya no saben por donde tirar, y miran a su alrededor buscando oportunidades gratuitas de «colocar» sus excedentes.
Miramos a los que llamamos «influencers» y siempre veremos a personas con un perfil genérico.
- Son personas con un Ego del tamaño del Empire State.
- Son auténticos exhibicionistas.
- NO sienten la presión de ser vistos (como a ellos les gusta)
- No sienten miedo al fracaso, nada tienen por lo que nada pierden.
- Conocen su capacidad de comunicación y la aprovechan.
- Imitan a los que empezaron antes y en ocasiones mejoran el «producto»
- Su vida social, en general, se centra a hablarle a una webcam.
Dicho esto no os penséis que los Youtubers o actuales «influencers» son unos inadaptados sociales (de todo hay) o que son unos incapaces de hacer algo bueno, en realidad son personas muy válidas pero que probablemente la situación del mercado, regada con una pereza enorme, no sean capaces de intentar algo por ellos mismos y por tanto se quedan en «críticos especializados»
Releyendo el post de Javier Collazos en Gentebool.com podríamos pensar que no existe la calidad o que todo el que se exponga ante una webcam tiene el futuro asegurado, pero si algo os puedo garantizar es que no va a ser así en todos los casos. Los ídolos ascienden y se esmorran a la velocidad del rayo, los que hoy son los líderes de opinión mañana pasan a ser unos mindunguis que no son vistos por nadie.
Ahora que releo mi propio contenido puede parecer que estoy intentando desanimar a cualquiera que estaba escuchando los datos de tendencias y que pretendí hacer que el mundo conociera sus habilidades como comunicador… Nada más lejos de mi interés, símplemente me gustaría que repasárais el post de hace unos días en los que escribía que el vídeo es una buena herramienta de comunicación, siempre y cuando lo hagamos bien.
Si lo que quieres es ser youtuber necesitas (a parte de las herramientas adecuadas) una buena dosis de creatividad, si copias a los que ya lo hacen, siempre serás un remake o incluso podrás conseguir que te ignoren (para mi troll es peor que ser ignorado).
Si lo que quieres es seguir a estos «especialistas» no olvides que por muy bueno que sea alguno no son Dioses, son personas normales y corrientes con opiniones propias o subvencionadas por empresas y que por tanto para tomar tus decisiones debes mirar en tu interior y pensar hasta dónde es bueno para ti, y hasta dónde estás dispuesto a llegar para tenerlo.
En cuanto a las empresas solo les ruego que abran sus mentes, que observen a su alrededor, pero que no se limiten a lo que miran sus hijos o sobrinos, que de vez en cuando miren los canales o programas tecnológicos de la televisión, que sigan a los verdaderos especialistas y que antes de tomar una decisión de deriva de estilo de comunicación en su empresas se pongan en manos de los verdaderos especialistas, que les observen para ver como lo hacen ellos y que obren en consecuencia.
Si al observar a nuestros asesores no practican el mismo trabajo que os recomiendan pensad que o el low cost les hace no poder comunicar como debería o que realmente no creen en esas cosas y que por tanto no vale la pena hacer lo que dicen, si no lo que hacen.
Por supuesto hay grandes especialistas en nuestro país, pero la mayoría se dedica a la docencia y probablemente no puedas contratarlos y los que están disponibles no siempre hacen lo que predican, eso genera dudas y las dudas son lo peor a la hora de poner en marcha un cambio de estrategia.
Mira, escucha, comprende y sobre todo razona… Pero no con los ojos de un niño, si no con los del profesional frío y calculador que eres. Todo cambio genera stress y todo nerviosismo puede hacernos sentirnos inseguros, pero…
Miguel me gusta el descargo que haces de los EXPERTOS, los INFLUENCERS y toda la familia de personajes, yo solo agregaría bien GRANDE en algun lugar del post:
Usen el sentido común, que para algo lo tenemos.
Saludos EGA
Buenas noches EGA
EL problema es que ese es el menos común de los sentidos y por más que repitamos no vamos a conseguir mucho 😉
Gracias por comentar