Cuando nos embarcamos en comunicación siempre asalta la misma incomodidad…
¿Qué hago para llegar a los clientes objetivo?
Ciertamente es algo complicado, no basta con editar unos buenos textos (es sabido que los usuarios acostumbran a prescindir de grandes contenidos textuales), tampoco basta con poner una foto bonita o crear un vídeo con las maravillas del producto o servicio.
La parte creativa a menudo es el escollo de los empresarios, tienen muy claro lo que quieren reforzar de sus productos pero no saben como comunicarlo, a menudo son auténticos maestros en la lucha cuerpo a cuerpo, pero plasmarlo en algún tipo de documento es lo complicado para ellos.
Saben explicarlo en primera persona, si además son comerciantes tienen, por lo general, esa habilidad escrita en su ADN, pero…
[Tweet «Los empresarios saben comunicar en cuerpo a cuerpo»]
Los usuarios quieren comprobar, probar, preguntar a sus amigos o las personas de opinión relevante de su entorno. Se hacen especialistas en la «discriminación» de productos y servicios, saben cuando pretenden «venderles la moto» y se oponen diametralmente a que eso pase.
Todo el mundo recuerda todavía lo que ha costado «sacarse» de encima los créditos obtenidos para pagar servicios que no necesitaban, y eso pasa factura a los comerciantes.
Hoy he visto un vídeo de un DJ que nos puede enseñar un poco como va esto…
Por supuesto él habla de sensaciones y a eso me refiero, tenemos que ser capaces de conseguir que las personas sientan cosas cuando reciban nuestra comunicación, sea por el medio que sea.
Aquí vale todo, cartelería, contenidos textuales, videos, escaparates o incluso la actitud de los comerciales que van a representar nuestros productos.
Desde luego que si observamos atentamente el vídeo anterior encontraremos que se está forzando la biomecánica de nuestros cuerpos y solo con el estudio en neuromarketing podremos ser capaces de comprender y aplicarlo en nuestras comunicaciones.
No siempre bastará con mostrar una imagen enternecedora, no todos los productos se ajustan a la percepción de esas sensaciones, en ocasiones será necesario provocar otro tipo de ellas.
Podemos provocar tranquilidad o sensación de tranquilidad o todo lo contrario, el caso es que cada producto se ve o debería verse reflejado con una o varias sensaciones.
Últimamente se abusa de algunas de estas sensaciones, usando el «marketing del miedo» provocando inseguridades gracias a los vendedores de alarmas, o inseguridad legal si observamos a los «listillos» de algunas agencias de email marketing que se han hecho suyo el mensaje de protección de la Comunidad Europea por la que se eliminaba el puerto seguro con los Estados Unidos.
Eso sí, podemos destacar ciertas ventajas, si queremos mostrar que o nos quita el frío o nos protege de él podemos usar una comunicación divertida (el invierno puede serlo) pero que muestre claramente que si no usamos ese producto podremos, fácilmente, no ser tan felices o estar tan contentos.
Podemos añadirle todos los ingredientes que queramos, hacer que nuestros poros se llenen de producto, pero si no sabemos como llamar a las sensaciones de nuestros clientes el mensaje se va a quedar en poco más que un duro trabajo.
Se hacen millones de imágenes o videos todos los días que no superan las cien visualizaciones, y no nos engañemos, no es solo por que Facebook nos corte el alcance de nuestras publicaciones. Observemos nuestros trabajos y analicémoslos dando un paso atrás, preguntemos a los que solo van a decirnos la verdad, sin necesidad de ocultar sus sensaciones.
No hablo de calidad en la producción, hablo de la capacidad de llegar a las personas.
O dejo un video del mismo equipo que el primero pero que esta vez
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