Junto con el contar una historia o intentar fidelizar clientes el llamar la atención, para que nos descubran esos potenciales clientes a los que no les impresionan nuestros escaparates o folletos publicitarios, son los indicadores claves de rendimiento (KPI) que intentamos mejorar en todo momento.
A menudo se piensa que solo con enormes inversiones vamos a poder llegar a esos objetivos, y si bien es cierto que todas las acciones de marketing requieren algún tipo de inversión, a menudo podemos encontrar cosas que requieran esfuerzo y tiempo para ponerlas en marcha.
Aquí en España temernos un miedo atroz al ridículo, pero si me conoces sabrás que repito una y otra vez que mejor intentar y hacer el ridículo (por que eso nos aproximará a algunos clientes que no nos conocían) que no intentar nada.
Os dejo un vídeo que he encontrado de un FlashMob de hace unos años en la ciudad de Seatle. Por supuesto es vistoso y entretenido… incluso atrevido.
Lo que más me ha llamado la atención es la manera que han puesto en marcha para conseguir captar la atención del público. ¿Lo vemos?
Probablemente no en todas partes estará bien visto que se hagan estas acciones comerciales, pero ¿por qué no?
SI estamos preocupados por la vergüenza que sentiremos al ponernos delante del público no podremos conseguir que nuestro negocio avance. No es la primera vez que en un comercio (u otro tipo de empresa) pedimos que propietarios y todos los relacionados con el negocio , se expongan un poco.
¿Sabes que la mayoría de empresas no tiene el valor de pedirle a sus empleados que expongan sus opiniones ni siquiera en privado? Y algunas que obligan a sus empleados a hablar bien aunque estén disgustadísimos.
Si tienes una empresa del tipo que sea tu principal valor son tus empleados. Si ellos no hablan bien de ti o no lo hacen veremos que el entorno tampoco nos acepta. Si tratas a tu personal de manera adecuada y les proporcionas las herramientas que necesiten en su día a día veremos que la comunicación fluye suavemente.
De nada sirve obligarlos a participar en una comparsa en Carnaval exigiéndoles no solo que lo hagan bien, si no que lo hagan con una sonrisa en la cara, si cuando retoman su trabajo diario se sienten menospreciados o que no tienen lo que necesitan para realizar su labor.
¿Como podemos pensar que alguien que atiende al público puede recomendar un producto si no lo ha probado? Y ojo que no necesariamente debe ser «regalado» ya que lo gratis no se valora, pero si conseguimos que nuestros empleados sientan interés por nuestros productos o servicios veremos que inmediatamente se convierten en buenos prescriptores.
Ahora que se ha acabado el Carnaval ¿vas a dejar de hacer cosas hasta dentro de doce meses? o tras el éxito de las acciones que has llevado a cabo vas a dinamizar tu comercio tal como se merecen tus clientes.
Muy de acuerdo, señor: llamar la atención está infravalorado, y la «vergüenza» sobrevalorada (entrecomillo porque se llama «vergüenza» a menudo al miedo a los comentarios y opiniones ..)
La notoriedad vale oro, le pese a quien le pese. Y quien no quiera correr riesgos que no se dedique a los negocios.
Muchas gracias por tu comentario D. Ignacio
Pues coincidimos… el que quiera esconderse que se busque un bosque, pero no nos venda las piñas
Saludos