quia peccavi nimis cogitatione, verbo et opere
(que pequé gravemente de pensamiento, palabra y obra)
Aunque no es corriente que se haga esto en un blog de empresa creo que ha llegado el momento de hacer auto reflexión sobre un tema en el que pecamos muchos profesionales y que parece que no nos damos cuenta o no somos capaces de arreglarlo.
Escribo esta entrada en domingo 15 de enero por lo que probablemente las referencias a las fechas que haga no estén muy ajustadas a lo que tú percibes, pero es que al final solo aprendo a escribir en primera persona, tal y como si me estuvieras leyendo al mismo tiempo.
Esta tarde el Sr. Pedro A Muro publica un vídeo que reproduce en su blog una serie de cuestiones que desde hace muchos días estamos analizando desde nuestra propia sede. De hecho Pury (nuestra jefa de comunicación) insistía que me podía estar pasando y bien por ego, bien por miopía o comodidad era/soy incapaz de aceptar pero que procuro modificar.
El vídeo y enlace a la web del Sr. Muro os lo paso un poco más abajo ya que pretendo que esta entrada sea una declaración de errores y correcciones que no deben pasar al menos en nuestra organización.
En ocasiones me siento tan seguro de mi mismo y mis conocimientos que llego a una primera entrevista con un nuevo cliente habiendo husmeado en sus entornos de comunicación y habiendo construido una idea demasiado definida. Ésto puede hacer que el cliente se sienta observado y que no acabe de confiar en mi capacidad de análisis.
Por supuesto lo primero que acostumbro a hacer es saber lo que necesita y lo que espera de nosotros y en caso que no seamos capaces de ponerlo en marcha con las máximas garantías renunciamos al trabajo y si es posible redirigimos al cliente hacia un profesional o un equipo que sea capaz de llevar a cabo sus peticiones.
De alguna manera nuestro propio código deontológico nos obliga a que la atención que reciba el que nos consulta (sea cliente o no) sea de la máxima calidad por lo que la máxima será siempre escuchar, evaluar y ofrecer solución.
Aunque probablemente alguna persona que nos ha pedido soporte para que hagamos alguna cosa, que hemos sabido que no era correcto el planteamiento, primeramente hemos pensado en explicarle las razones y si una vez hechas las explicaciones vemos que no comprende nuestra inquietud, basada en nuestra experiencia, podemos rechazar el proyecto. No todo es dinero.
Si en algo confían nuestros clientes es en la sinceridad de nuestras directrices, en las cuales creemos firmemente ya que no han sido aprendidas en un aula si no en el mercado. El campo de batalla es cambiante y puede ser que una estrategia no funcione en una campaña en concreto, y es por eso que es preciso comprender perfectamente los objetivos que se marca nuestro cliente y ofrecerle las mejores soluciones.
Ahora si, os dejo el vídeo de Pedro y espero que a todos nos haga reflexionar. (Pongo enlace a su web para que veáis que no es un «cualquiera» con opinión crítica, si no un profesional como la copa de un pino)
Tengo que decir que ciertamente, a veces entrar a un cliente con tantos datos sobre (sus debilidades) puede abrumar, pero tú eres un profesional y no un vendehumos, siempre vas con los deberes hechos y con las soluciones o la verdad por delante en caso de que no haya solución.
Pero, ciertamente, sí que hay que escuchar más, aunque sepamos los que nos van a decir por la experiencia y por la capacidad de análisis desde fuera que tenemos sobre lo que está pasando, el profesional puede hacer una radiografía y saber que hueso tiene roto nuestro cliente, antes de que abra la boca, pero el cliente o como en ésta metáfora «el paciente», necesita sentirse escuchado y luego el profesional en cuestión, después de que tu cliente se haya desahogado hacer un diagnostico ya que de otra forma puede darse que el cliente se sienta intimidado antes de depositar su confianza en nosotros.
Muchas gracias por tu comentario Pury. (y gracias por no llevarme al paredón)
Ciertamente la paradoja está en la escucha activa, de lo que nos dicen nuestros clientes y de lo que están dispuestos a escuchar que les digas.
Vamos a por la semana que ya la estamos consumiendo