[fusion_text]Cuando hablamos de relaciones con clientes siempre surgen los mismos problemas, el cliente es duro y cree conocer las cosas que necesita, el proveedor es muy sabio y también sabe de qué sirven las cosas que se hacen y cuales pueden llegar a ser las que realmente necesita o puede pagar el cliente.
Si hablamos de marcas y agencias de marketing, las relaciones se complican. Las marcas tienen personal muy especializado que sabe exactamente lo que quiere su consejo de administración, y las agencias se saben todos los trucos de sus clientes para bajarles los costes y recortar su margen de beneficios. Todo esto sin hablar de resultados de las campañas y todo lo que se tiene que desarrollar en función de los resultados.[/fusion_text]
En las relaciones con los clientes podemos esperar a que nos vengan, o podemos intentar encontrar soluciones antes de que surjan los problemas.
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Las empresas entran en una lid en la que el músculo que puede coger teniendo información o habilidades que el otro no tiene, pero no nos engañemos, siempre hay una relación cliente – proveedor que no se deja de tener en la mente y así debe ser. La marca paga por tener unos servicios y es la agencia la que debe afinarse para dar el mejor servicio.
Entonces es cuando entran en el juego los CEO y los gestores de resultados. Si la agencia dispone de un Grouwth Hacker dispondrá de un buen montón de ideas y cálculos de rentabilidades que debemos pasar a los gestores de la marca.ç
Por otro lado el equipo de administración de la marca que ha visto volar un buen montón de dinero para asumir los costes productivos y de SEM de las campañas, han pasado pocas semanas y todavía no se ven los resultados a simple vista… Necesitan informes y más informes que justifiquen las inversiones.
Las marcas piensan que son atendidas como se merecen y las agencias piensan que los importes que pagan las marcas no acaban de soportar las necesidades económicas que tienen para poder construir las campañas tal y como se necesitan.
Lejos de debatir los problemas cada parte se disponen a mejorar sus recursos, pero sin trabajar en equipo. Las marcas contratan a becarios que les hagan las funciones de agencia sin verificar las capacitaciones y en función de los hitos asumidos van «recortando» los servicios que reciben de las agencias.
Por otro lado las agencias van tirando de otros becarios freelancers para derivar parte de las campañas más mecánicas y que precisan menos supervisión. Con estos pre-profesionales consiguen bajar los costes, pero al tiempo consiguen que la comunicación marca-agencia se deteriore.
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