Cuando miramos los periódicos de economía, a parte de asustarnos por la falta de estabilidad que no saben negociar nuestros dirigentes, vemos que España es uno de los principales puertos de destino para toda la masa de viajeros que salen desde todas las partes del mundo. El turismo como motor de la economía.
Vemos que incluso turistas del más lejano oriente se sienten atraídos por ciudades como Madrid o Barcelona por su oferta ya no solo cultural, si no incluso la comercial. Así lo han visto las principales marcas de Moda del mundo y las grandes corporaciones de lo que se podŕia llamar el placer femenino.
Llenamos calles de equipamientos textiles, de joyerías y perfumerías orientadas al consumo femenino, y los grandes comerciantes lo saben y lo explotan, el problema es que el comercio de una ciudad se sustenta en su inmensa mayoría por comercio pequeño y de proximidad que no se apunta a la moda de satisfacer y se limita al cumplimiento de la necesidad.
Empresas como el grupo ZARA o Mango lo saben y proporcionan una experiencia inolvidable a sus usuarias sin perder de vista el precio y la consecución del objetivo final que es el de consolidar el engagement con sus clientas.
Empresas como Pullmantur y las compañías navieras de ocio saben muy bien cómo atraer clientes hacia sus escapadas turísticas y aunque hayas visitado ciudades como Milán casi nadie se resiste a un crucero por el Mediterráneo aunque el destino final sea la misma ciudad. Siguen la máxima de
Lo importante no siempre es el destino, si no el viaje en si.
Si medimos la capacidad de los establecimientos turísticos vemos que la presencia en los entornos digitales es escasa en el mejor de los casos e infame en algunos, esperamos que los operadores nos llenen de clientes y que sean ellos los que hagan la inversión en comunicación, nos conformamos con anunciarnos en alguna plataforma y que de paso nos proporcionen los recursos que necesitamos.
Pocos son los establecimientos que se dedican a cuidar de su imagen digital, y los pocos que lo hacen acostumbran a usar a su personal de recepción para que mantengan bien alto el pabellón del establecimiento.
La cosa empeora cuando nos referimos a centros de ocio en turismo rural, por un lado son incapaces de crear una imagen corporativa que enamore a sus clientes incluso antes de que lleguen al establecimiento. Por otro lado no intentan asociarse con otros que al ser más nuevos en el negocio tienen ideas nuevas y que pueden proporcionar esa frescura que les hace falta. Si suman entre todos seguro que pueden conseguir que los costes de mantener una imagen digital se reduce considerablemente.
En turismo se sigue haciendo una y otra vez lo mismo esperando que el resultado sea diferente. ¿Cómo conseguimos más clientes? No importa en Semana Santa, verano y Navidad estamos a tope… ¿Así vas a crecer? y Cuando tu zona deje de estar de moda y se venda sola ¿Como vas a mantenerte?.
Si miramos comarcas que hace unos pocos años no disponían de zonas turísticas-naturales veremos que nuevos emprendedores que no pertenecen históricamente al entorno de la hostelería proporcionan verdaderas experiencias turísticas de diversa índole a los nuevos usuarios.
Estos nuevos usuarios de instalaciones turísticas (llamémosle) alternativas venden descanso, comodidad, aire puro, deportes de aventura, o simplemente paseos de desconexión. Justo lo que buscas en un establecimiento turístico natural, solo que ellos se han apoderado de la comunicación y son los preferidos en el mundo de los clientes exigente.
Cierto que ciudades como Benidorm tienen su nicho, pero el turismo rural tiene mucho que ofrecer y hay clientes que seguro preferirán disfrutar de estancias tranquilas para poder desconectar del mundo de los negocios, o simplemente relajarse ante una temporada de stress en el trabajo.
Nos horrorizamos cuando vemos la noticias del SalouFest o los desmadres de Magaluf y si bien es cierto que nos asquea este estilo, si tuviéramos un local en una zona en la que se ha practicado este tipo de comercialización de establecimientos ¿dejaríamos de hacer negocio? o lo alquilaríamos a terceros para que sean ellos los que nos proporcionen beneficios sin manchar nuestras reputaciones. Y luego usaríamos nuestra reputación de haber ganado dinero en estas zonas para construir lo que en verdad nos apetece…
Paradojas que da el comercio de destinos turísticos, no nos gusta invertir, pero nos gusta y mucho poder llenar nuestras cajas y vivir de unos pocos meses de trabajo. Pero claro, cuando fallan las temporadas altas nos echamos a llorar buscando soluciones cuando ya no nos quedan recursos financieros para construir una reputación digital digna para nuestros negocios.
Ahora que las zonas turísticas están llenas de turistas, de hecho ya han llegado a publicarse las primeras noticias de llegadas masivas a Salou y nos olvidamos de lo correctos que queríamos ser… que debemos ser.
En desmárcate ¡YA! hemos tenido la suerte de conocer el turismo rural y la hotelería desde una tierra que está dispuesta a invertir para poder tener cuando todo el mundo está cerrado, se han aconsejado la mejora de actividades para proporcionar a cliente finales experiencia irrepetibles y se ha consolidado unas carteras de clientes estables y continuas. ¿Qué más podemos pedir?
Hace unos meses yo mismo me trasladé desde Barcelona hasta una pequeña población en la costa de Tarragona, con la esperanza de que el aprendizaje recibido en la costa norte de Catalunya pudiera servirme para poder demostrar que las cosas se pueden hacer bien y de otra manera. Cierto que hemos llegado tarde para poder empezar en una temporada de la que se espera una larga campaña (y beneficiosa).
Hemos encontrado hoteles cerrados durante muchos meses, hemos visto que mientras Ayuntamientos como el de Calafell con su apuesta por el reconocimiento como turismo familiar y con ofertas «tot l’any» (Culturales y comerciales) los establecimientos hoteleros no creen en eso, pero bueno todo llegará y cuando se den cuanta que los visitantes del pueblo escogen apartamentos de alquiler o que se hospedan en otras poblaciones decidirán que han sido traicionados y que nunca se les explicaron las cosas bien y que por tanto no se les ha dado la oportunidad de participar en actos tan interesantes.
Actualmente se lanza una propuesta de costa llamada «Penedés Maritim» que intenta separar la denominada «Costa Daurada Nord» reuniendo a algunas de las poblaciones que se encuentran en este frente marítimo para marcar una diferencia con sus hermanos «mayores» y proporcionar ideas a los turistas que desean alejarse algo del embotellamiento de poblaciones que no descansan.
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