Cuando buscamos la manera de llegar a nuestros seguidores nos encontramos con el handicap de saber donde se encuentran más cómodos. Redes sociales horizontales (generalistas) ya no nos sirven, al estar cargadas de publicidad en todos los sentidos el público se encuentra inmunizado a las acciones que realizamos.
Imágenes sensacionales, a menudo repletas de textos super-inspiradores que no calan en el público. Campañas patrocinadas que no consiguen el engagement que esperamos y nos olvidamos de comunicar entre personas…. siempre la misma causa, nos empeñamos en deshumanizar el servicio para mostrar la imagen de superproducto.
Deberíamos hacer un trabajo de introspección:
- Estoy todo el día delante de un ordenador
- Leyendo decenas de cosas de las que hace mi competencia
- observando como se comunican las personas
- planeando campañas o acciones que gusten a mis posibles clientes.
- viendo o escuchando las noticias gestionadas por medios no imparciales.
- Te aburres, te auto inmunizas de todo lo que ves…
- Ya no quieres saber, prefieres seguir ignorante.
Entonces te das cuenta de que no te cala la información que se desliza por tu pantalla, incluso ignoras las notificaciones de las redes sociales y eso que tienes puestos los filtros para que solo te llegue lo que realmente deseas, no te enteras de la foto de tu sobrin@ que te han puesto especialmente para ti o simplemente de que tu equipo de debate ha sido ascendido de categoría y sigues sin enterarte.
Los comunicadores somos muy cabezotas, seguimos diciendo que lo hacemos bien (aunque no lleguemos) y seguimos demostrando con estadísticas relativas el numero de visitas tras una acción, pero el propietario de la marca sigue sin ver que esto es un negocio rentable.
Coges tu teléfono, ese que has puesto en silencio durante la reunión, y observas que tienes decenas de notificaciones de ese app que te gusta tanto… el Whatsapp. Grupos que han estado de coña y que se han pasado las fotos de #vetetuasaber que evento o de la familia que se rie en grupo por las monerías que han hecho los pequeños, o tu cuñado que ha participado en la carrera de burros en el pueblo durante las fiestas patronales. (el burro es el de abajo no el de arriba). 😛
La suerte es que los grupos de esta popular aplicación de comunicación son reducidos, que no pueden contener a gran número de personas y aunque eso es una suerte para los «comunicadores» puede ser un inconveniente. Podemos comunicar uno a uno y eso puede ser una ventaja si eres capaz de apuntar fino, pero si lo que te gusta es disparar al aire esta herramienta será muy correosa.
Probablemente las empresas con un número enorme de seguidores es un verdadero problema, ya que si te sirves de esta herramienta te arriesgas de que te marquen como SPAM y los administradores de la aplicación acaben bloqueandote… Y ese es un verdadero problema, dado que es muy difícil salir de esta situación.
Para esto los comercios o empresas pequeñas tienen una ventaja importante, primero que los seguidores son menos y segundo que gestionar pequeñas listas es más sencillo que otras enormes o con metodologías más técnicas.
Entonces ¿por que las pequeñas empresas no usan una herramienta tan potente? Pues solo me queda pensar que es por pereza, por miedo a aprender algo nuevo o símplemente por que ni se han dado cuenta que por ejemplo el Whatsapp puede usarse desde un ordenador.
El caso es que podemos crear micro redes sociales con nuestro entorno próximo, comunicarnos con ellos uno a uno y conseguir un engagement muy potente y una fidelidad total, que seamos su centro de información y si lo acabamos de hacer bien y pensamos en el valor añadido para el cliente final nos tengan en cuenta para todas las cosas de diário.
Por qué WhatsApp y no otros? pues simplemente por comodidad, por veteranía y por que la mayoría de smartphones lo tienen instalado. Cierto que personalmente prefiero otras aplicaciones, pero lo que hacer pedagogía a los clientes de por que una y no otra no es funcional, perdemos demasiado tiempo en explicar y al final nos gusta estar en el bolsillo del cliente y no que nos tengan que buscar.
De todas maneras si miramos bien con WhatsApp podremos hacer muchas cosas desde un ordenador, de manera que el hacer llegar imágenes o contenidos genéricos no será un gran problema.
Lo que debemos tener en cuenta es que si nos «creamos» nuestra propia red social debemos ser conscientes de que tenemos el control, pero que en realidad la gestión de seguridad depende del creador de la aplicación y que nunca podremos transgredir sus normas de uso, por lo que si nos marcan como SPAMMERS perderemos la cuenta y nunca la volveremos a poder disponer de ella con ese número. En definitiva, debemos usar este aplicativo con el menos común de los sentidos «El sentido común».
¿Qué debemos hacer para conseguir que nuestros clientes nos «regalen» su número de teléfono y nos acepten en WhatsApp?
Símplemente comportarnos como personas, pedir la información de manera que quieran dárnosla, que sientan que necesitan estar en contacto con nosotros y que nosotros vamos a respetar su privacidad y no compartiremos los datos con nadie, ni usaremos aplicaciones no oficiales que puedan comprometer su seguridad.
Debemos tener conversación con nuestros clientes y satisfacer sus dudas y sobre todo comportarnos como caballeros y señoras, de manera que nadie sienta que les hemos fallado, parto de la base que esa conversación ya la tenemos a pie de tienda por lo que no debería ser un problema.
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